Friday, February 27, 2009

¿CÓMO LLEGÓ NUESTRO APELLIDO AL PERÚ?

Aunque parezca mentira, la respuesta de esta pregunta es muy sencilla, pues era necesario que se descubriera América, y esto fue hecho por Cristóbal Colón (dejemos de lado la historia de los “vikingos” porque si llegaron primeros, no dejaron huellas), luego él o los primeros moranes tuvieron que venir por mar y durante el siglo XVI y finalmente la ruta más probable es que de España navegaran al Caribe o Centro América, cruzaran el Istmo de Panamá a pié y navegaran al sur hasta el Perú.



Posteriormente y descubierto el Estrecho de Magallanes las naves llegaran a Cartagena en Colombia, luego al Rio de la Plata en Argentina dando la vuelta por el sur entraran al Océano Pacífico arribarían a Valparaíso en Chile y finalmente al Callao en el Perú.



Pero antes de continuar debemos hacer un pequeño análisis histórico y geopolítico de la situación de Irlanda y España por esos años, del siglo XIII al siglo XVIII.



Los historiadores irlandeses pintan así la situación de ese país y de acuerdo a la cronología de la historia de Irlanda recopilada por monjes franciscanos leemos…




“En 1259, una mezcla de clanes noruego-gaélicos formaron un ejército de mercenarios anglificados como Gallowglass (del irlandés Gallóglaigh que significa Soldados forasteros). Por el 1512 se reportó que había 59 grupos a través del país bajo el control de la nobleza irlandesa. Aunque inicialmente eran mercenarios, con el paso del tiempo, se asentaron y sus filas llegaron a ocuparse como irlandeses nativos…
Durante cuatro siglos sucesivos se aliaron con los irlandeses originarios en conflictos políticos y militares contra Inglaterra y permanecieron siendo en su gran mayoría católicos tras la reforma protestante.”
“La reforma protestante, durante la cual Enrique VIII de Inglaterra rompió con la autoridad papal (1536), cambió fundamentalmente a Irlanda. Mientras que Enrique VIII separó el catolicismo inglés de Roma, su hijo Eduardo VI de Inglaterra fue más allá, rompiendo definitivamente con la doctrina papal. Mientras que los ingleses, galeses y (luego) escoceses aceptaron el protestantismo, los irlandeses permanecieron siendo católicos, un hecho que determinaría su relación con el estado británico durante los 400 años siguientes.
A principios del siglo XVII, los protestantes escoceses e ingleses fueron enviados como colonos al Norte de la isla a los condados de Laois y Offaly. Una serie de leyes penales discriminaron toda fe cristiana con excepción de la establecida Iglesia de Irlanda (protestante). Las principales víctimas de estas leyes fueron los católicos y, en menor grado, el presbiterianismo.
Por la imposición de la ley inglesa, la conquista se complicó, también, por la extensión de la reforma protestante no solo de la religión, sino también a la lengua y la cultura. El imperio español intervino varias veces con la Guerra anglo-española (1585-1604), y los irlandeses se encontraron atrapados entre su aceptación generalizada de la autoridad del Papa y los requerimientos de lealtad al monarca de Inglaterra e Irlanda.
Al completar la conquista anglosajona, la política de la Irlanda gaélica se encontraba ampliamente destruida y los españoles no deseaban intervenir directamente. Hecho que dejó el camino libre para que los colonos ingleses, escoceses, y galeses hiciesen extensos asentamientos en el país que culminaron en la colonización de Ulster.”
La conclusión que se saca de estos párrafos es que durante cuatro siglos, Irlanda vivía una situación caótica, primero por las guerras entre clanes y luego contra la dominación de los ingleses, quedando los irlandeses al final de todo esto como ciudadanos de segunda, hasta que en 1845, Irlanda fue golpeada por la devastación de los cultivos de patata; en cuatro años, esta plaga costó las vidas de un millón de irlandeses y la emigración de otro millón de los cuales cierta cantidad, huyendo de hambre, pudieron embarcarse para América.
Era 1845… y en España la situación era muy diferente.

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